AGOSTO III. VIAJE A ESPAÑA Y MARRUECOS.

El avión aterrizó sin problemas cerca de la 1 de la tarde, hora de Madrid,  se llevó a cabo el desembarco, luego pasar por migraciones, y después salir del laberinto que es el aeropuerto de Barajas. Me puse a seguir el flujo de personas, a través de largos pasillos, escaleras eléctricas, el tren interior, hasta encontrar las puertas de salida. Había llevado mis euros en billetes chicos y tenía bastantes monedas, así que me puse a buscar un teléfono para llamar a casa y avisarle a mi pequeña familia que había llegado bien, pero no pude hacerlo porque no tomé la previsión de averiguar el código de larga distancia del Perú, así que ahora debía preocuparme del traslado a la ciudad. Tenía recelo de tomar taxi, por estar sola en una ciudad desconocida y también por el costo, yo no estaba para gastar mucho; por suerte previamente en  Internet había encontrado el Exprés Aeropuerto, una linea de buses que conecta el aeropuerto con el centro las 24 horas del día a solo 5 euros y sin cargo por equipaje, ademas la parada de Plaza Cibeles queda cerca del hotel donde íbamos a alojarnos. Esperé el bus y cómodamente sentada fui viendo por la ventanilla el recorrido de casi 40 minutos. Había tenido la previsión de imprimir un mapa de Madrid unos días antes del viaje, y había planeado tomar el bus, bajarme en la parada de Plaza de Cibeles y caminar por la Calle de Alcalá hasta la Plaza Puerta del Sol, lo que no calculé es que era casi todo de subida y mi maletín no era muy pesado pero con los minutos de camino parecía que pesaba mas, me arrepentí de no haber llevado una maleta de rueditas, pero nada me impidió ir apreciando todo lo que encontraba en mi camino, los edificios, la gente, el clima, el trafico, así hasta llegar a la plaza Puerta del Sol y la calle Carretas, en donde se encuentra el Hotel Victoria, entré, me registré y me dieron una pequeña habitación. Dejé mis cosas y salí a ver lo que podía hacer para aprovechar hasta el ultimo minuto.