viernes, 16 de agosto de 2013

AGOSTO II. VIAJE A ESPAÑA Y MARRUECOS.

Llegado el día del viaje, con mi maleta lista desde la noche anterior, no mucha ropa, lo mínimo necesario para los 13 días y con un tamaño y peso que me permitiera llevarla en cabina; salimos casi tres horas antes para llegar a tiempo al aeropuerto, hice la cola del check-in, y en compañía de mi hijo y mi esposo nos sentamos en el patio de comidas a esperar la hora de embarque, pero creo que dilaté mucho. Si te dicen que el embarque es a las 5 y 40, pues debes ir a la puerta de embarque por lo menos una hora antes, porque las colas en inmigración son largas y lentas, por suerte el vuelo tuvo un ligero retraso, así que llegué a abordar mi avión sin mayor problema.  Me tocó un asiento en la ultima fila del avión y en los asientos del centro, no me molestaba mayormente, aunque la sobrecargo me dijo que al terminar el abordaje de pasajeros podía cambiarme mas adelante porque el avión llevaba muchos asientos vacíos; tenía razón porque el avión despegó y los dos asientos a mi lado no fueron ocupados por nadie. Luego de unos minutos los pasajeros que estaban al fondo comenzaron a buscar asientos en la parte delantera, así que me trasladé a la fila anterior a la mía y me sentí mejor ya que tenía dos asientos para mi sola y ademas una ventanilla, aunque no podía ver nada porque era de noche. Me gustó que cada asiento tuviera una pantalla individual, así que tenía muchas películas para escoger, ademas tenía mi libro si es que me cansaba de ver películas. El viaje, en general, fue bueno, aunque no pude dormir mas de dos horas en las 11 y media de horas de vuelo de Lima a Madrid, la comida estuvo muy rica y la atención bastante buena. En algún momento me arrepentí de haber dejado mi sitio anterior al descubrir que un pasajero se había recostado en los tres asientos y dormía plácidamente, pero cuando comenzó a amanecer agradecí la ventanilla porque me pasé un par de horas viendo la salida del sol, el mar y divisé algunos barcos, y cuando ya llegábamos a Madrid fue bonito ver desde lo alto las ciudades, campos y relieves que se sucedían en el camino hacia el aeropuerto de Barajas.

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